Comerse el frío de todas las
noches es difícil pero el amor de padre lo supera todo.
La soledad y los carros son su compañía.
Camina sin miedo por las pistas
pues no hay nadie más que él.
Siempre está al tanto de los
rateros, nunca faltan.
Para soportar el frío y estar despierto toda la noche es bueno alimentarse.
Un pedazo de ladrillo calma el
cansancio de toda la noche.
En la soledad los minutos parecen
horas y el sueño te vence.
No todo es soledad, al menos se
siente acompañado unos minutos.
A veces lo sospechoso te pone al
tanto.
Le alista para ir a casa porque
ya amaneció.
Después de una noche difícil, es
hora de estar en familia.
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